Esta semana un jugador de la selección Vinotinto comentaba lo tonto que le parecía que los venezolanos siguiéramos a otros equipos -sobre todo mencionaba a Argentina y Brasil- y argumentaba que nadie en esos otros países le iría a Venezuela en el fútbol si nosotros llegáramos a ir a un mundial y ellos no.
Sus comentarios al principio me revoloteaban la cabeza pero luego comencé a preguntarme ciertas cosas y a encontrar varias respuestas.
En primer lugar, Venezuela no había tenido una verdadera pasión por el fútbol hasta hace poco. Eso se ve de anteojito ya que en países como Argentina o Brasil -por mencionar algunos- uno ve la gente jugando en las calles, los niños desde pequeños van a los juegos, los sufren, se saben las canciones, los jugadores, etc.
¿Cuál es nuestro deporte favorito y estrella? Todos sabemos que es el beisbol y que en cada temporada el país se paraliza, la gente lo espera con ansias, las ciudades se llenan de franelas de los equipos, la fanaticada asiste a los juegos y nuestros niños desde bien pequeños ya tienen definido cuál es su equipo y por éste pelean hasta el final. Muchos venezolanos ahorran todo un año para ir al país sede de las series del caribe para ver a nuestro equipo representarnos por otras tierras. Pídanle a un venezolano que le vaya a otro equipo en la serie del caribe o en el mundial de beisbol y se reirá en su cara.
Volvamos al ejemplo de Argentina. Allá si acaso saben que hay un deporte llamado beisbol. Nadie lo juega, a nadie le importa. Y si a algún Argentino le preguntaran a quién le va en el mundial de beisbol quizás hasta podría pensar en irle a Venezuela.
Ahora bien, claro que nosotros sí tenemos una selección de fútbol, pero a ésta le ha costado -y le seguirá costando- hacerse un nombre ya que - en ese sentido- Venezuela tuvo la mala suerte de quedar ubicado, en el grupo clasificatorio del mundial, con equipos gigantes como Brasil o Argentina, además de otros equipos que tienen historia mundialista como Colombia, Ecuador, Uruguay, etc.
Si a todos estos aspectos sumamos el hecho de que Venezuela es un país de inmigrantes, que le ha abierto sus puertas a europeos que corrían de las guerras de sus países, suramericanos que huían de regímenes dictatoriales o de plagas como las FARC, centroamericanos buscando un mejor futuro para ellos y sus hijos, africanos que algún día fueron esclavos en nuestras tierras y luego pasaron a formar parte de nosotros mismos, chinos, judíos, árabes, etc; entonces no te extrañarás de ver en los carros venezolanos banderas de todos los países, algunas tan poco comunes por estas tierras como la eslovaca o la de Argelia.
Como yo lo veo, el mundial de fútbol es como una fiesta a la que todo el planeta, tenga entrada o no, quiere asistir y creo que nosotros los venezolanos, mientras logramos crecer para llegar a estar allá algún día, tenemos el derecho democrático de irnos a quién nos venga en gana sin que estemos siendo juzgados o señalados por un tonto resentido que, para mí, debería estar viendo los juegos para aprender qué es eso que tienen los demás y que Venezuela aún no tiene; a ver si algún día me puedo colocar una camisa de la vinotinto para apoyarlos en un mundial.