30 may 2013

Diablos Danzantes de Corpus Christi

Hace algunos años, más o menos a la mitad de mi carrera universitaria, tuve un profesor que nos encomendó  como proyecto del año preparar cinco clases acerca de un tema que nos asignó.
Afortunadamente para mi, que siempre he sido una enamorada de Venezuela, me tocó el tema de los Bailes venezolanos.
Decidí escoger cinco bailes significativos de nuestro país y preparar una clase con cada uno de ellos. Uno fue, por supuesto el de los Diablos Danzantes.
En aquel momento, como muchas personas, pensaba que sólo existían los de Yare, equivocación que cometemos muchos caraqueños, ya que son los más populares.
Resultó que a medida que iba investigando me iba fascinando más la historia, la tradición, las asombrosas diferencias que existían entre las múltiples cofradías del país, entre otras cosas.
Diablos de Naiguatá
Para el final del proyecto debíamos impartir a nuestros compañeros una de las clases y decidí dar la de los diablos. Ese año me lancé con mi madre (principal promotora de esa amor que siento por mi país) a Naiguatá en la víspera de Corpus Christi (miércoles en la tarde) y pude comprobar lo hermoso de esta tradición.
Los trajes de los diablos de esta localidad varguense son, en su origen, blancos pero luego ellos mismos los pintan a mano con muchos colores y diseños que iban desde lo más clásico (abstractos, círculos, cruces) hasta lo más reciente del momento (Bob esponja, Pokemones, Dragon Ball, etc). Las máscaras tienen forma de diferentes animales, y tienen muchas cintas colgando que sirven para el ritual. Para pagar la promesa algunos deciden bailar (paso libre), otros caminar en rodillas y así, cada uno cumple con su creencia.
Diablos de Yare
El jueves muy temprano salimos hacia Yare. Allí el ambiente es totalmente diferente, predomina el color rojo ya que los trajes de los diablos son de este color y el colorido está en sus máscaras que tienen caras de diablos y tantos cachos como jerarquía tenga el que la lleve. Su manera de bailar si es específica y requiere de un ensayo previo. Además, hay ventas de recuerditos de todo tipo, máscaras de todos tamaños, franelas, etc. En esta localidad mirandina, la tradición y lo espiritual se mezclan con lo comercial.
No he podido concretar visitar las otras localidades para vivenciar estas festividades pero, estoy segura de que cada una es única y espectacular y algún día espero lograrlo. Igualmente les recomiendo hacerlo y vivir esas tradiciones de nuestro país.

¡Chau!
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