De una les digo que si quieren tener una experiencia en extremo romántica en estas vacaciones tienen que aprovechar esta posada, se las recomiendo al 100% y si no quieren saber mucho más de ella para poder gozar de la sorpresa en todos los detalles que tendrán preparados para ustedes les pido que paren de leer en este momento y se vayan a la página http://www.posadadonelicio.com/ para hacer su reservación.
¿Siguen aquí?
Okey, les cuento, para llegar toman la vía hacia La Colonia Tovar y luego de pasar la entrada hacia el Rest. La Ballesta deben ir poco a poco ya que verán la entrada a mano izquierda -cuesta abajo- donde dice el nombre de la posada. Está como 5 minutos antes de llegar al pueblo.
El viernes, al llegar, nos recibió un chico muy amable que afirmó ser el vigilante y "bell boy" de la posada y nos ayudó a llevar el equipaje.
Nos dejó con una chica también súper amable que nos hizo el check in y nos dejó en nuestra maravillosa habitación, no sin antes informarnos que estaban totalmente a la orden por si necesitábamos cualquier cosa: agua, hielo, etc.
La habitación |
Además en cada espacio hay muchos detalles con flores naturales y ramitas de pino que le dan un olor divino a la habitación. La cama es inmensa y cómoda, cuidadosamente arreglada y cuenta con un gran mosquitero que le da un toque especial y además te protegerá de bichitos y plaga durante la noche si decides -como nosotros- dejar las ventanas abiertas para disfrutar del frío de la zona.
El baño es una mezcla de antiguo y moderno, cuenta con una bañera aunque no pudimos utilizarla porque no tenía tapón para cerrarla.
Además, cuenta con teléfono, tv con DirecTv e internet wifi gratuito (que no nos funcionó durante la estadía aparentemente por problemas con el servidor pero que existe).
La cena (incluida en el precio al igual que los desayunos) sería servida a las 8 pm así que tuvimos tiempo para descansar un poco y arreglarnos antes de bajar. La terraza donde sirven las comidas tiene una vista asombrosa, de noche recuerda a los nacimientos y de día nos muestra todos los colores verdes de las montañas y vegetación de la zona combinados con los cultivos y las casitas blancas de techo rojo, también muy características.
Cena a la luz de las velas |
Cuando llegamos a la habitación, parecía que las hadas habían pasado por ella, todo estaba en orden y nos habían dejado un regalito sobre la cama.
Vista desde la terraza |
En la mañana, nos dimos nuestros regalos de aniversario, nos arreglamos y cuando nos disponíamos a bajar a desayunar, encontramos en nuestra puerta una cestita con un termo de café y dos mini croisants que disfrutamos en la mesa decorada para tal fin dentro de nuestra habitación.
El desayuno estuvo más que genial acompañado de nuevo de música suave y esa vista inigualable que antes les comenté.
Ese día casi todos tomaron los tours que ellos ofrecen por la ciudad o hacia la playa. Nosotros, como yo estaba pasando aún por una enfermedad que me debilitó mucho, decidimos quedarnos y salir sólo para almorzar y visitar un sitio de artesanías en cerámica, típicas de la zona.
Áreas verdes |
Luego subimos a la habitación a esperar de nuevo por la cena que, para nosotros sería especial por el simple hecho de celebrar nuestras bodas de madera, pero que habíamos escuchado que sería especial y mágica para todos. Bajamos y las mesas estaban listas, nuestra botella de champaña, que habíamos llevado para la ocasión, estaba ya fría y en el medio de la terraza había un banquito, un micrófono y unas cornetas. Pronto comenzaron a llegar las delicias a nuestra mesa y supimos qué era lo que tenían preparado para nuestra noche especial, un violinista que nos regaló una especie de café concert con sus historias asombrosas y su música de extraordinaria calidad.
Vista, música, comida, amabilidad en la atención y para cerrar todo con broche de oro, nuestro amor, le dieron vida a una de las noches más especiales que he vivido y que de seguro recordaré por el resto de mi vida, definitivamente una noche mágica.
En la mañana siguiente volvimos a disfrutar en la habitación de nuestra cestita con café y minicroisants, y el desayuno criollo poderoso, acompañado de mimosas, le dio fin a nuestro fin de semana de romance en la Posada Don Elicio.
Antes de volver, pasamos por el centro del pueblo comprando verduras y frutas frescas que nos sirvieran para extender un poco más nuestra estadía de campo en la ciudad.
Definitivamente un sitio para recomendar y para volver. Si van, espero que lo disfruten tanto como nosotros.
Chau!!